Conocí a este autor el pasado verano cuando leí La desaparición de Stephanie Mailer. Personalmente me gusto más esta última novela que La verdad sobre el caso Harry Quebert (probablemente la grata sorpresa que me llevé al leer su ultima obra ya no tenía cabida, ya saben: la magia y el misticismo de las primeras veces) aunque he de reconocer que este libro también me ha despertado interés y curiosidad desde el primer momento manteniéndome en vilo hasta la última página. Ahora que he terminado de leerme esta obra no tengo intención de comenzar con su secuela pero sé que más adelante volveré a querer encontrame con Marcus Goldman.
hace 4 años