Ni el amor, ni los hijos, ni el éxito profesional, ni el dinero, calman a las mujeres protagonista de estos relatos urbanos, instalados en la agonía del fin del milenio. Es un fin de milenio algo perturbador; las personas sienten un extrañamiento frente a sus propias vidas enrarecidas, las cosa que siguen moviendo y hay que decodificar signos que se anuncian como inquietantes. Las mujeres de estos relatos marchan por los bordes de estos tiempos, buscan aprehender un sentido para sus vidas; esperanzadas, se mueven con la velocidad del rayo. Todas podrán repetir como un rezo fervoroso la frase de Cioran: "el mundo ha sido salvado por el puñado de mujeres que renunciaron a él".