La herida imaginaria cuenta la historia de dos parejas de hermanas distanciadas, dos peces naranjas y un ganso doméstico. Pero cuenta mucho más que una simple historia.

Berta Dávila con su particular escritura y de una manera sencilla y próxima, nos ofrece una obra con mucha personalidad. Con una gran singularidad, en esta lectura, podemos además de disfrutar de la historia en sí, encontrar una calma para la aceptación de la realidad, donde cada cual puede hallar alivio en cosas cotidianas. Nos aporta esa tranquilidad que nos desvía de los pensamientos y las situaciones que nos superan. Habla de amistad, de pérdida y de relaciones entre personas.

Un libro muy humano, contado de manera diferente, que indaga en la aceptación de que no todo tiene que tener un propósito en la vida, que nos hace buscar la felicidad en las cosas sencillas y nos invita a tener un diálogo interno sobre cómo afrontar la huida de la realidad.

Vidas que se vuelven a rehacer, cada cual, a su manera, huyendo del desarraigo para lograr así su propio consuelo. Pero este libro no es solo una huida o una forma de evasión, sino que además nos traslada, a través de unos personajes con los que resulta fácil identificarse, a algún momento vivido.

Con esa originalidad con que es contada esta historia, podemos jugar a interpretarlas a nuestro gusto y buscar similitudes entre las historias de sus personajes como la relación que mantiene una de las protagonistas con sus peces a través de un cristal y la relación entre otra de sus protagonistas con el mundo a través de las paredes de una casa de cristal.

En definitiva, La herida imaginaria, es un libro al que acudir cuando no encuentras una salida en las cosas simples, para darte cuenta que para algunas personas su salvación es simplemente contemplar unos peces a través de una pecera. (Marisa Cuesta Moreno, 27 de febrero de 2024)