La mente es el baúl que atesora las memorias de nuestra existencia: a veces dulces recuerdos que nos hacen volar entre nubes de algodón; otras, ecos de una nada a los que aferrarse y que, en ausencia de amor, nos arrastran al fondo del océano. Y frente a esto el corazón, ese insomne centinela, sin enojos o lamentos, como una madre arrodillada en plegarias vela con ternura nuestro reposo mientras las sombras nos acechan. Cadena de silencios es un periplo existencial cargado de éxitos y fracasos, alegrías y desdichas, luces y sombras, dudas y certezas, un relato que se nos presenta con un realismo tan descorazonador como sugerente. De Buenos Aires a Madrid desafiaremos al destino, a los temores y a la congoja de los propios errores, y seremos testigos de cómo se disipa la bruma cuando uno se regocija en el presente, deja atrás el pretérito de las culpas e ignora los enigmas de un porvenir incierto. Es cuando la vida, a todos los que han restaurado los restos de los naufragios sufridos, a aquellos que con los años han alcanzado la sabiduría de saberse mortales, les reserva una plácida travesía hacia la bendita y eterna felicidad.