Drama que no deja indiferente. Es una novela breve, sin momentos valle o partes en las que no ocurra nada; dinámico, engancha desde el primer párrafo. Recomendable leerlo de una vez (como pretendía el propio Kafka que se hiciese). La narración favorece que te sientas en la piel del protagonista, sintiendo sus magulladuras y oliendo junto a él el polvo de la habitación. Y, aunque no se trate de una obra con evidente moraleja, es un libro de culto que enriquece la experiencia lectora y deja muy buen sabor de boca (en contraposición a los escabrosos detalles que se dan a lo largo de la historia, tan bien narrados que resultan francamente desagradables e inquietantes). Un 10.
hace 3 semanas