Esta novela es un homenaje a toda esa gente que logró salvar tantas vidas en la estación de Canfranc situada en el Pirineo. Muchos de los hechos narradas son verídicos, aunque también hay bastante ficción. Es curioso que los nombres de los protagonistas estén tomados de personajes que aparecen en el Quijote de Cervantes: Jana Belerma y Esteve Durandarte, y al apellido Guinart, por ejemplo. Canfranc es un enclave vital, una puerta a la libertad, así la autora lo afirma en el epílogo. Aunque es verdad que el buen ritmo de la historia decae en algún momento, puedo decir que me ha gustado, he disfrutado de la narración y los personajes me han encantado. No es una gran obra literaria, pero como novela histórica es muy recomendable.
hace 1 año