En Rosa Marsans, una chica atractiva que quiere vivir a fondo su juventud, confluyen algunas circunstancias contradictorias, pero también inevitables: es hija del gobernador civil de las Islas Baleares y, estudiante en Barcelona, se ha convertido en la amante de dos activistas antifranquistas que han decidido pasar a la lucha armada para derrotar al régimen. Es de ese modo como Rosa se desliza por una espiral en la cual ella y el resto de protagonistas serán alternativamente víctimas y verdugos, arrastrados hacia una situación límite que les obligará a tomar decisiones críticas para sobrevivir. Con La Rosa de Invierno, novela finalista del Premi Sant Jordi 1998, Miquel Mas Ferrà ha construido una obra de una gran belleza, y asimismo durísima y sin concesiones, sobre unos personajes que deben enfrentarse contra sí mismos, cautivos de su trayectoria vital y de las opciones existenciales que han tomado. A través de sus páginas asistimos no solo al retrato de una época -el final del franquismo- desde la doble óptica del poder establecido y de los grupos de oposición, sino, y por encima de todo ello, a la problemática moral que vapulea a aquellos que tienen la vida de otras personas en sus manos.