A fines del año 2008, en la cena anual del Círculo de Ventrílocuos Argentinos a la que estaba invitado, el periodista Daniel Riera se ganó, en un sorteo, un muñeco de ventrílocuo. Cuatro años más tarde, él, con el nombre de Paco, y aquel muñeco, bautizado Oliverio, se presentan en diversos escenarios con su rutina de ventriloquia. Este libro es la historia de esa transformación —y allí vemos a Riera practicando ejercicios para hablar con la boca cerrada u ofuscándose con su mujer porque no le devuelve el saludo a Oliverio—, pero es también un recorrido por la ventriloquia argentina, y así, va tras los pasos de un colega perdido al que encuentra internado en un geriátrico, atraviesa la Cordillera de los Andes en busca de otro al que tres palabras dichas en un programa de televisión le arruinaron la carrera, y habla con ventrílocuos de diversas generaciones para narrar un mundo en el que las fronteras entre los muñecos y los vivos se vuelven difusas y sobre el que gravita, desde el altar mayor, la omnipresente dupla formada por Chasman y Chirolita.