Dicen que dudar es un síntoma de inteligencia, pero, cuando de hombres se trata, Libby se vuelve algo tonta. Por un lado está Nick, que con su pisito de soltero y su experiencia noctámbula es un tío genial para pasar buenos ratos, y qué ratos. Sólo que, cuanto más tiempo pasa con él, más le gusta. Y...