La imagen de cubierta es falsamente hermosa. Aunque la chica sea bonita, y el escaparate primoroso y evocador, el cartel es indigno: «Este negocio es ario», dice. O lo que es lo mismo: «No somos judíos, que quede bien claro». Marcella Olschki, sin embargo, sí era judía. O, al menos, hija de padre ju...