«Tras haber descubierto los placeres de leer su majestad le encantaba transmitírselos a los demás». Como a todo buen lector, compartir nuestras lecturas es siempre un placer. La protagonista indiscutible de esta corta historia es la reina Isabel II de Inglaterra, quien un día por casualidad descubre gracias a sus perros, una biblioteca ambulante delante de las cocinas de palacio, un lugar que nunca había osado pisar y un hecho que desconocía por completo, ante esta eventualidad o descubrimiento para ella, decide llevarse un libro. Allí conoce al joven Norman trabajador de las cocinas y ávido lector, en un segundo encuentro con él la reina observa sus grandes dotes y conocimientos por la literatura y decide ascenderlo como asesor personal en materia literaria, a pesar de las grandes críticas de sus allegados y asesores. Crecerá una pasión por la literatura sin parangón en esta reina que creía haberlo visto y conocido todo. Y es que una vez conocido el mundo que hay detrás de los libros no podrá parar, serán siempre nuevos autores, nuevas historias, nuevas aventuras ... hasta el punto de llegar a desatender o no mostrar el énfasis necesario en muchos de sus compromisos. Solo desea terminar cuanto antes y seguir en el punto que dejó su lectura ... Una novela muy cortita, para la literatura da igual la edad, la condición social, la lectura siempre nos aporta un viaje a otros mundos, a otras culturas, otros pensamientos ... que queramos o no condicionan nuestra vida en mayor o menor medida. Nunca es tarde para que la llama por la pasión a los libros, se encienda y brille en todo su esplendor.
hace 8 años