Este es uno de los pocos libros que he leído en mi vida en el cual para mí es algo complejo intentar escribir un comentario personal, porque siento que EL VIAJE POR ESTAS PÁGINAS ES COMPLETAMENTE PERSONAL Y ÚNICO. ***** No es simplemente un relato o una novela más. Es una historia que, sin quererlo, se mezclará con tu historia personal de vida; sentirás que eres tú mismo quien está caminando por esas líneas de la trama. Tal vez por eso siento que la experiencia es [literalmente] personal. ***** Sin embargo, no quisiera dejar pasar la oportunidad en, primeramente, comentar que NO ES UN LIBRO DE RELIGIÓN NI TEOLOGÍA, ni nada por el estilo; es la narración del encuentro personal que Mackenzie Allen Phillips (Mack) tiene con Papá (Dios) a raíz de un terrible acontecimiento en su familia, a la cual él mismo ha llamado “La Gran Tristeza”. ***** Aquellos que somos cristianos (indistintamente católicos o evangélicos) hemos aprendido [y vivido] que Dios se expresa, se manifiesta y se comunica con nosotros de innumerables maneras; y no con todos lo hace de la misma manera. En este caso particular, Mack recibe una carta de Dios queriendo reunirse con él en la cabaña que dio origen a “La Gran Tristeza”. Es ahí donde Papá (Dios), Jesús y Sarayu (el Espíritu Santo) se encontrarán con el corazón destrozado y dolido de Mackenzie. ***** Una historia de amor, perdón, reconciliación, esperanza, sanación ante la pérdida de un ser amado. ***** Personalmente, desearía poder regalar miles de este libro a todas las personas a quienes quiero y amo, así como mi ex-alumna y amiga Gloria Madeleine Chacón lo hizo conmigo, para todos puedan vivir lo que yo viví con la lectura de estas páginas: risa, dolor, llanto, nostalgia, gozo, felicidad, esperanza, fe… y me quedo corto con esto. ***** Simplemente, léelo.
hace 7 meses