A sangre fría es una novela de Truman Capote que narra el brutal asesinato de los cuatro miembros de una familia de Kansas. Hecho real, la novela es una completa investigación periodística de los hechos. Novela testimonio, fruto de una minuciosa investigación de años y de entrevistas con los asesinos, con la Policía y con los vecinos de las víctimas, el libro marcó un nuevo género, el del periodismo novelado. La narración en tercera persona y la equidistancia total entre víctimas y asesinos hacen que el lector se haga su propio juicio, el libro acaba siendo uno de los más eficientes alegatos contra la pena de muerte que he leído, sin falsas compasiones ni trampas argumentales, nunca se disculpa a los asesinos, sabemos cómo son y sabemos que son culpables, pero también vemos la sordidez y la falta de humanidad de la venganza institucional que representa la pena de muerte. Truman Capote, estrafalario, homosexual y personaje complejo, se sumerge en la América Profunda y rural pero también inocentona de finales de los 50 retratándola con todas sus virtudes y defectos sin en ningún momento juzgarla, al igual que hace con los asesinos, cuya reconstrucción de su huida y su vida anterior recuerda a otros road-books como “en la carretera” de Kerouac. Argumento: En 1959 un violento crimen sacudió la tranquila vida de Holcomb, Kansas, un pueblo de la América profunda, ultra religioso y conservador. La sociedad norteamericana de aquellos años no tuvo más remedio que encarar con desesperación, angustia, miedo y, sobre todo, desconfianza, un crimen que sugería que cualquiera podía morir asesinado en cualquier momento. La familia asesinada, los Clutter, era el arquetipo del sueño americano en la década de los 50. Eran gente próspera, que vivía de la agricultura, habitantes de un pequeño poblado de mayoría metodista. Tenían buena reputación; eran religiosos, generosos, empáticos, trabajadores, sanos, no tenían enemigos. Los asesinos, Richard Eugene (Dick) Hickock y Perry Edward Smith, eran convictos bajo libertad condicional que creían que en la casa de los Clutter hallarían una caja fuerte con no menos de diez mil dólares. No la hallaron, pero de todos modos asesinaron a los padres y a sus dos hijos adolescentes. Fueron condenados a la horca en 1960, pero se impugnó el veredicto alegando injusticia en el proceso y se volvió a abrir el caso hasta que en 1965 se ejecutó la sentencia, tras años de proceso y agonía en el corredor de la muerte.
hace 10 años
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