¿Es un libro un ser esclavizado desde el principio de los tiempos para el disfrute exclusivo del hombre? ¿Son las agentes alcahuetas que ofrecen desalmadas los libros al mejor postor? ¿Son los editores simples comerciantes de carnaza seducidos por la posibilidad de que los libros sean sustituidos cuanto antes por algo más ligero y fácil de transportar? ¿Son los libreros, entonces, verdaderos traficantes de esclavos? ¿Son los lectores clientes libidinosos preocupados solo por el aspecto externo de los libros? El lector se halla ante un tratado (de ficción) en el que, con humor pesimista y entrañable, un libro repasa la ajetreada vida de los de su especie, desde su alumbramiento en la editorial hasta su humillante fin en esos geriátricos llamados librerías de viejo. Seguido del relato titulado El escritor, que narra los terribles problemas a los que ha de enfrentarse un novelista para llevar a cabo una de sus obras.