Semblanzas personales y profesionales de una serie de personajes públicos destacados en la historia española del siglo XX, en dos campos concretos: la literatura y la política. Así, junto al de Adolfo Suárez aparece el nombre de Azorín, y el de Camilo José Cela junto al de Javier Solana, como ejemplos. El título de la obra refiere ya claramente la intención del autor de trazar estos retratos de acuerdo con el gusto valleinclanesco por el esperpento. Su perspectiva es la de un espejo que deforma la imagen de modo grotesco, incitando a la burla, bien sea un espejo cóncavo que "adelgaza y espirita", bien otro convexo que "engorda y enzafia" según expresiones textuales. Veterano periodista, experto en la realidad del país, Campmany sabe mucho de las personas de las que escribe, aunque luego interprete a su gusto este conocimiento. Lo que en estas páginas ofrece son sus muy personales opiniones sobre estos personajes, los pros y los contras que respecto a ellos alega, expuestos con bastante intención crítica en muchos casos y con acusado desparpajo léxico, inclinado al estilo periodístico castizo y coloquial. Sin embargo, sabe muy bien detener su caricatura en los límites justos de lo que pudiera suponerle una reclamación legal o provocar excesivo escándalo.