Gaturro no cabía en sí de felicidad: Ágatha lo había citado porque tenía que decirle algo muuuuy importante. ¿Acaso le declararía su amor? Lo único extraño era el lugar de encuentro: el cementerio… y a la medianoche. ¡Pobre Gaturro! No sabía lo que le esperaba. Porque en realidad Ágatha, Alelí y Mar...