El estallido de la crisis deja a la vista que la autorregulación del mercado es un mito y que el capitalismo, además de generar desigualdad y ser ecológicamente insostenible, resulta intrínsecamente inestable e ineficiente. Al mismo tiempo asistimos a la expansión de iniciativas económicas distintas a las capitalistas. Nos referimos a la llamada economía social o solidaria: cooperativas, grupos de consumo responsable, bancas éticas... Todas ellas nos demuestran que existen otras formas de producir, consumir y financiarse regidas por lógicas democráticas, sostenibles y solidarias, y que además son lo suficientemente resistentes para que muchas logren sobrevivir en un medio tan hostil como son el mercado y la sociedad capitalistas. La tesis de este libro es que estas iniciativas constituyen embriones de otra economía más justa, democrática y sostenible, una economía entendida, como la producción y distribución de los bienes y servicios necesarios para una vida digna, teniendo en cuenta las limitaciones de la naturaleza. Para la economía social y solidaria, la presente crisis debe ser interpretada, sobre todo, en clave de oportunidad. Oportunidad para crecer, oportunidad para transformar las reglas del juego económico, oportunidad, en fin, para abrir un debate social sobre los objetivos de la economía y para explorar alternativas económicas que superen tanto el totalitarismo del mercado como el totalitarismo estatal.