Saccomanno nos pinta un futuro apocalíptico en el que la violencia, el asesinato y el terrorismo, son el plato cotidiano con el que se desayuna cada día.
Un reino en el que la inmoralidad, la deshumanización y la injusticia, forman parte de la atmósfera insana que se respira.
Bajo este estercolero inmundo transita un apocado y rutinario personaje.
Un triste oficinista que vive con el constante miedo a ser despedido.
Un ser apático y frío, que se ve permanentemente despreciado y humillado por su entorno laboral y familiar.
Un individuo gris, que adquiere cierto tono de color,de brillo y de jovialidad, al enamorarse y obcearse en una atrayente relación con una compañera de trabajo.
Su final resulta bastante previsible y no sorprende para nada.
Para mí, supuso un trago oscuro de sabor amargo, y de chispeantes burbujas de angustia.
Una copa sucia y quebrada, que recibió el Premio Biblioteca Breve de Novela.