Libro muy corto donde se transcribe la correspondencia cruzada de la escritora (que residía en Nueva York) con una librería en Londres. A partir de estas cartas donde se solicitan libros de segunda mano surge amistad entre ellos; es decir, entre Helene y el personal de la tienda, en especial con uno de ellos, Frank Doel. El libro no lo destacaría por su calidad literaria pero se lo recomendaría a todo aquel que ame los libros porque en él se deja latente la emoción y el orgullo que sentimos muchos de nosotros con nuestras bibliotecas particulaes. También invita a reflexionar sobre el futuro y el formato en que leemos, cada vez más digitial o, por economía, con más ediciones de bolsillo.
hace 13 años