Nunca en Nueva York hizo semejante bochorno. Tan simbólico para aquel puritano que volvió a la vida, en estado de "coma profundo." Sin poder hablar, ¿cómo hacerles ver a sus abnegadas enfermeras que su vestir es indecente?, ¿que sus masajes terapéuticos torturan su misticismo?, ¿que su tratamiento s...