A los veintiocho años, Avery Tacconi tiene toda su vida planteada, y todo encaja. Tiene un trabajo que le encanta, un marido al que adora y una casa bonita en una zona residencial de California. Ha conseguido todo lo que siempre ha deseado salvo un pequeño detalle: un hijo. Tras dos años de tratamientos de fertilidad sin éxito, las esperanzas se desvanecen. Entonces su marido, Dan, descubre que es padre de un niño de diez años del que no sabía nada. Tras la muerte de la madre de su hijo, todo indica que Dan es la persona adecuada para cuidar de éste. Pasado el choque inicial, se empeñará en incorporarlo a sus vidas, pero para Avery ese niño es un recordatorio constante de su propia incapacidad para concebir, así como del pasado secreto de Dan, una vida sórdida de la que no sabía nada hasta entonces. Ése no es el hombre del que se enamoró, y ya no se ajusta a la vida que tenía prevista. Sólo si logra perdonar y abrir su corazón a esa nueva familia -imperfecta e inesperada- podrá reencontrar la serenidad y, quizás, aceptar que a veces la vida nos da lo que anhelamos..., pero a su manera.