Nacido en el incandescente crisol de las civilizaciones, el infernal proceso de la Tercera Guerra Mundial prosigue su imparable camino. Nada ni nadie podrá detenerlo. Los integristas islámicos, en pleno ascenso hacia el poder en las tierras del Islam, son el detonante del conflicto. Esta ascensión se ve acelerada por las tensiones entre israelíes y palestinos, estadounidenses e iraquíes y paquistaníes e indios. Y a ello hay que añadir la crisis bursátil que, en un breve lapso de tiempo, conducirá a una crisis económica mucho más trágica que la de 1929. Cuando los integristas controlen los aparatos estatales árabo-musulmanes, utilizarán sin dudarlo sus arsenales de armas convencionales y de destrucción masiva con­tra Occidente. El gigantesco enfrentamiento entre Occidente y el Islam producirá un efecto dominó sobre el resto del mundo. China entrará en el conf`licto del lado del Islam. Occidente será apoyado por India, opuesta religiosa­mente al Islam, y por Japón, enemigo tradicional de China. ¿Se mantendrá Rusia del lado de Occidente? Nada es seguro en estos tiempos... Es una reflexión tan rigurosa como lúcida. Porque la política del avestruz nunca ha salvado a nadie