“No soy un filósofo, dijo Georges Bataille, “sino un santo, tal vez un loco”. Y añade Mario Vargas Llosa en su prólogo: “(Bataille) es demasiado fúnebre, feroz e irreductible a fórmulas simples para ser popular. Resonará todavía, pero ante auditorios de marginales y de inconformes, igual que la voz...