Capítulo a capítulo, admiramos al dibujante, al escultor, al pintor, al grabador, al ceramista, al fotógrafo y cineasta, incluso al escritor y al poeta que encerraba en un pequeño cuerpo al más grande genio del siglo XX.
No se trata de una novela, ni falta que le hace. En este relato nada es ficción, lo que ocurre es que se refiere a tiempos maravillosos de la historia –supuestamente irrepetibles– que de no ser porque preferimos conocer el mañana, casi elegiríamos haber vivido entonces.