Como cada mañana, la bestia se acercó a beber a la orilla. Miró a su alrededor, los ojos negros, pequeños e inteligentes observando los matorrales cercanos. La lengua bífida, delgada como su cráneo alargado, entraba y salía de la boca trayéndole olores desde una distancia de varios kilómetros. Los a...