El hermano de Lidia no sabe qué le pasa, pero llora y llora sin parar. Lidia debe consolarle. ¿Conseguirá averiguar el motivo de tan incesante llanto? Una estupenda historia que pone de relieve la importancia de los vínculos familiares.
Lidia y su hermano se han quedado solos. Su madre ha tenido que salir un momento a comprar y les advierte que no entren en el cuarto de estar, donde está todo arreglado para una visita. Sin embargo, al cabo del tiempo las prohibiciones de la madre parecen diluirse, y los niños entran decididos a ver...