«“Levántate, coge un papel y escribe”». Esas palabras han sido pronunciadas junto a mi oído por una voz masculina y grave. Es de noche. El miedo me domina. La voz me reitera su exigencia: “Levántate, coge un papel y escribe”». Me levanto, voy a buscar bolígrafo y papel y luego me siento a la mesa. D...