De repente, se escucha un trueno. Después otro. Las nubes oscurecen el cielo, dándole al bosque un aspecto verdaderamente desagradable. Lanzarote se paraliza, y el pañuelo sigue mojando la piedra. ¡Un relámpago roza la copa de los árboles! - Deberiamos volver- sugiera Ginebra. - ¡No te vas a ir a ni...