Si la intuición tuviera dientes hace tiempo que me habría comido el mundo. Menos mal que las hadas no me siguen el rollo, porque a mí las indigestiones me sientan fatal. Esa soy yo, Lucía la fantástica: impulsiva, impaciente, impertinente, a veces infantil, muchas veces deslenguada, siempre díscola...