Con la Segunda Guerra Mundial llegó el caos, el absurdo y lo inexplicable. A los ojos de Sartre, el hombre se ha transformado en un grotesco juguete carente de valores que ha perdido la dirección y el rumbo. La angustia y la tragedia navegan a contracorriente por su alma marchitada; sucumbiendo en un oscuro vacío en el que sólo brota el dolor, la tristeza y la nada. Puro existencialismo.
hace 9 años