Se trata de un ensayo en el que Orwell analiza las condiciones de vida de la clase trabajadora en la Inglaterra de la década de los años treinta del siglo XX, en un momento de depresión tras la bonaza de posguerra y la crisis del 29. El libro se puede dividir en tres partes, bien diferenciadas. Por un lado, la primera parte habla de las condiciones de vida las clases trabajadoras en las ciudades mineras del norte de Inglaterra, concretamente de la industria del carbón, contado de primera mano mediante el estudio y la convivencia con varias familias mineras. Orwell nos describe las condiciones prácticamente inhumanas de trabajo en la mina, la problemática del acceso a una vivienda, y los reducidos salarios. La segunda parte, explica la forma en que ha llegado el autor a plantearse el acercamiento a las clases trabajadoras, como forma de expiar su sentimiento de culpa tras la experiencia de cinco años como policía en la India, formando parte del “sistema de opresión imperialista”. Critica aquí, de forma abierta y sin tapujos, el Imperialismo británico, la segregación racial y la extrema diferencia de clases existente en estos territorios. La tercera parte del libro aborda el concepto del socialismo. Para Orwell, la única salida posible a la situación inglesa en particular y europea en general, de la época, es el socialismo: “Oponerse al socialismo ahora, cuando 20 millones de ingleses están subalimentados y el fascismo ha conquistado media Europa, es un suicidio”. Critica a los demagogos y teóricos del socialismo que no saben transmitir las ideas porque están fuera del mundo real. Orwell intenta explicar las causas por las que las clases trabajadoras miran con escepticismo las ideas socialistas, que se pierden en demasiados tecnicismos y palabrerías. Así mismo, intenta explicar por qué los intelectuales no aceptan el socialismo, criticando nuevamente a los teóricos que transmiten una idea de continua industrialización que llevará a un mundo utópico donde las máquinas realizarán todo el trabajo y la sociedad perderá sus tradiciones y sus valores. En general es un libro muy interesante, teniendo en cuenta que se terminó de escribir en 1937, antes de la segunda guerra mundial, pero ya con el fascismo instalado en Europa. Llaman la atención los futuribles con los que especula el autor, como que “el automóvil será tan sencillo que cualquiera que no sea ciego o paralítico podrá conducirlo” o “…ver una docena de hombres cavando una zanja … cuando una máquina fácil de crear excavaría el hoyo en unos minutos…”. Quizá lo más tedioso del libro sean los excesivos aportes de datos numéricos sobre salarios y viviendas, que con el tiempo han quedado totalmente desfasados.
hace 9 años