Este relato en actos tiene dos aspectos destacados, por un lado, el exceso, la desmesura; los dos personajes principales son totalmente exagerados, Tito Gil y Paula. Representan en realidad el esquema de las primeras novelas de Landero, las que le dieron tanta fama, por ejemplo, el Faroni de “Juegos de la edad tardía”, o los personajes estrafalarios de “Caballeros de Fortuna”; el enfrentamiento entre el ideal que representan, Gil el artista, el hombre de teatro, o Paula, el deseo de felicidad, que choca bruscamente contra la realidad oscura representada por el mundo burocrático y la carrera de derecho en el caso de Tito, o la amargura de un matrimonio infeliz en el caso de Paula.
Es un esquema quijotesco, que es del gusto de Landero. Lo que ocurre que lo que fue original, y renovador a finales de los años ochenta o noventa del siglo XX, en un momento de dominio de las novelas policiacas o históricas, gracia. Todos los personajes, principales y secundarios, son personajes bastante grotescos, fracasados e incomprendidos por la realidad. Pero esto no es suficiente para armar una novela con interés.
La otra línea principal de la novela es la digresión, casi verborrea, cualquier motivo lateral o paralelo da lugar a un desarrollo como la relación entre el sexo y la cocina en el caso de Tito, o las páginas que dedica a resumir el argumento de la “Última función”.
Por tanto, es un obra menor, que me recuerda a la reciente “Tres enigmas para la Organización” de Mendoza, en el sentido de que explotan esquemas argumentales ya empleados por los autores (en el caso de Mendoza el de aquellas novelas humorísticas de entramando policiaco de gran éxito a principios de los años 80 como “El misterio de la cripta embrujada”).
Son autores de indiscutible trayectoria, pero que ahora publican novelas de corta duración que son variaciones sobre otras suyas, queridas, pero ya pasadas, y que lamentablemente han perdido frescura.
Dicho esto, la prosa de Landero es de calidad, siempre interesante, su imaginación desbordada, y el tema del teatro como actividad curativa hace que se lea con agrado.
hace 2 semanas
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