Los seres humanos nos hemos resignado a que los asuntos de amor son de una manera deter- minada y que no hay nada que podamos hacer al respecto. Nuestras sensaciones ejercen un biofeedback que nos confirma permanen- temente que no existe manera de cambiarlas. Cuántas veces he escuchado: "haga lo que haga de todas maneras lo extraño, no puedo arrancarlo de mi pecho, lo tengo metido en mi men- te, no es que yo desee extrañarlo, es que definitivamente no puedo evitarlo".