Todo un hito de nuestro infravalorado teatro español. Obra precursora de lo absurdo, que combina el humor trágico con lo ridículo, lo caricaturesco y lo irracional. Se lee de un tirón, y el resultado no puede ser más acertado. Teniendo en cuenta que fue escrita en 1932, editada en 1947, y representada por primera vez en 1952, me llama la atención la cantidad de tiempo que tuvo que pasar para que este país la aceptara y valorara. Miguel Mihura fue un auténtico genio que supo torear a la dictadura con un capote bordado de ironía, de hilaridad y de burla. Muy espontánea y divertida.
hace 9 años