Después de, desde mi punto de vista, un par de patinazos de Elisabet benavent en sus ultimas novelas, que se estaban volviendo cíclicas (típica relación que empieza fuerte pero con dudas, surge algo que hace que se tense la cuerda, finalmente se casan) ha aparecido está nueva obra rompiendo la estructura de esta autora. No se basa en la típica relación azucarada, entre algodones, sino en una relación del pasado y el presente, tóxica y destructiva. Con una protagonista fuerte (ya me estaba cansando de protas noñas) nos metemos de lleno en la segunda parte de esta biología, sintiendo, riendo y desilusionandonos con sus amigas y personas que las rodean. Tengo que decir que la figura de Adriana no ha terminado de llenarme, no por falta de comprensión o de empatía con su situación, si no por que su personaje si me resultaba demasiado dulzón. Otra vez haciéndonos sentir Elisabet!!!
hace 7 años