Si tengo que valorar la obra por su rendimiento en el mercado, le daría un 10. El marketing de producto es espectacular. Ahora bien, sólo es un producto y dista mucho de parecerse a una obra literaria original. Más parece una insulsa mezcla de ingredientes de novela negra que no ligan. El ritmo es mucho más que mejorable, los protagonistas, punto y contrapunto, no llegan a serlo. Si suprimes a Antonia, nada cambia, la trama no depende de ella ni de sus presuntos y mal definidos poderes o habilidades especiales. Jon es un personaje de opereta, jugando al estereotipo por contraposición. Lo de utilizar a la familia Ortega y Botín para crear morbo, propio de un cebo del Sálvame. En resumen, he leído otras obras del autor y leyendo ésta quiero pensar que los escritores necesitan comer y ha creado un producto meramente alimenticio. Desde luego ni es Chandler, ni Lemaitre, ni Claudel. Lectura de aeropuerto.
hace 4 años