Cuando pierdes a tus padres te dicen que eres un huérfano, cuando muere tu pareja quedas viudo o viuda, pero, ¿cómo te llamas, te dicen o quedas cuando pierdes un hijo? Piedad Bonnet a logrado en este libro impregnarme con todo el dolor, sentimiento y admiración que una madre puede tener por su hijo. Libro redactado y expresado sin ningún pudor, llamando a la muerte de su hijo lo que fue, un suicidio, narra en este libro como hay cosas para las que la vida no te prepara, situaciones que nos sabremos como afrontar hasta que lleguemos a ellas. Este libro se convierte en una pieza llena de sentimiento en mi biblioteca pues me ha hecho llorar al hacerme sentir como propia la muerte de su hijo Daniel, un pintor, por lo que investigo poco después, con mucho talento. Que difícil debe ser escribir acerca de las sensaciones, escenarios, palabras y todas las cosas que rodean la muerte de un ser amado. Medito si yo sería capaz de escribir todo de la manera en que la autora lo hace mientras imagino la muerte de alguien amado, de inmediato me lleno de sentimiento y mis ojos de aguan. Además, pienso también sobre el detonante de lo que llevo a su hijo al suicidio y quedo todavía mas impactado de pensar que ese pudiera ser yo o cualquier otro el dia de mañana. Leer este libro con la empatía que he puesto, siento, ha cambiado algo profundo en mí, me impacienta un poco decir que este libro es bello pues ver belleza en la descripción de la muerte de alguien ajeno puede ser extraño ya que esta fue una persona real, sin embargo me refiero a la belleza con la que una madre puede escribir de su hijo, la mirada de amor que siempre tuvo y tendrá para él.
hace 6 años