Óscar Esquivias nos acompaña en un paseo personal por la ciudad donde pasó su infancia y juventud. Trata de ofrecer un retrato que enamore a quienes aún no conocen la ciudad, pero también que muestre mediante sensaciones y sugerencias ciertos paisajes íntimos que pueden pasar inadvertidos para sus habitantes. Más allá de una recopilación de recuerdos y paisajes, sobre todo es un intento de evocar lo invisible: el alma de la ciudad. Las imágenes en blanco y negro del fotógrafo Asís G. Ayerbe son una mirada alejada de lo evidente.