Toni Morrison es una de las voces más autorizadas a la hora de recrear la pobreza y la dura vida de las gentes de color. Afroamericanos hundidos en su propia comuna marginal, que rebosan ignorancia y que se alimentan de una patética y absurda superchería. La prosperidad es poco más que un sueño, y la independencia de la mujer una malignidad que no se debe de ninguna manera de tolerar. A pesar de que parta con esas buenas premisas, no me terminó de gustar. La autora se rodea de un tibio realismo mágico más propio de Laura Esquivel o de Isabel Allende, que del gran Gabriel García Márquez. Me resultó bastante plana e irregular.
hace 8 años