En “Siete casas vacías” se recopilan siete relatos de Samanta Schweblin. Es el primer libro que leo de la autora argentina y me temo que había leído tan buenos comentarios sobre ella que mis expectativas eran demasiado altas.
Como lectora habitual de libros de relatos, de diversas temáticas y distintos estilos, siempre hay algunos que me gustan más y otros menos, aunque no suelen decepcionarme. Es por ello que incluso he leído este libro dos veces, con varios meses de distancia, por si la primera vez no era la ocasión adecuada. Pero lamento decir que no era cuestión del momento. A su favor diré que me parecen relatos muy bien escritos, pero que sencillamente no me han llegado.
La mayoría están narrados en primera persona, y como común denominador todos contienen algún tipo de rareza o elemento extraño, ya sea en los personajes, su comportamiento, o la situación que contemplan: una mujer que se dedica a mirar e invadir casas ajenas, personajes que corren desnudos por el jardín, una anciana que quiere morirse y escribe listas para recordar lo importante, otra mujer que sale a la calle en bata y con el pelo envuelto en una toalla y se monta en el coche de un desconocido... Son historias oscuras, que hablan de miedos, límites, locura, y que parecen querer provocar la incomodidad del lector, pero personalmente no me han transmitido nada. Como excepción destaco “Un hombre sin suerte”, el único relato que me ha gustado.
Una lectura que no me ha convencido, pero una autora de la que no descarto leer algo más.