Resumen

Durante los años ochenta, el cine de acción y de artes marciales nos trajo numerosos títulos míticos, creando subgéneros como el cine de ninjas, que resultó algo totalmente novedoso en Occidente, a pesar de la larga trayectoria de estos personajes en el cine japonés.La figura de Sho Kosugi fue clave para entender este éxito, ya que sus películas con la Cannon impulsaron la proliferación de títulos con los míticos asesinos silenciosos como protagonistas. Pero Kosugi fue y es mucho más que un simple actor de acción: un auténtico artista marcial que se convirtió en un icono durante la edad dorada del videoclub y que dejó huella también en televisión. Su imagen es sumamente importante para el cine de los ochenta, con muchos de sus títulos convertidos en películas de culto que permanecen en la retina tanto de los que crecimos con ellas como de las nuevas generaciones que las están descubriendo ahora. Algunas de estas películas son auténticas locuras cuya máxima era entretener, algo que conseguían con creces y motivo por el que ahora les rendimos tributo con el libro que se merecen.