En "Luz de febrero" volvemos a encontrarnos con Olive Kiteridge, la protagonista de la novela homónima, con la que la autora ganó en 2009 el Premio Pulitzer; una mujer contradictoria y un tanto hosca, que en esta ocasión, ya ronda los setenta años y se plantea temas como la soledad, la vejez y la muerte, aunque eso no le impide intervenir y ser protagonista de muchas de las historias que se desarrollan en el pequeño pueblo de Crosby, en Maine. Con un ritmo pausado, capítulos cortos y detalladas descripciones, a lo largo de la novela van apareciendo variopintos personajes, personas corrientes, protagonistas de una variedad de historias cotidianas que Strout maneja con su exquisita sensibilidad, y en las que afloran una gran diversidad de sentimientos que muestran la grandeza de la condición humana. Una novela entrañable.
hace 4 años