Kerouac nos transporta a la piel de un mochilero, que se la pasa tomando vino, teniendo fiestas, haciendo dedo recorriendo todo Estados Unidos en autos de extraños, y escalando montañas junto con amigos budistas y poetas y disfrutando de las cosas mas sencillas de la vida, como apreciar la naturaleza. Ahonda en descripciones demasiado exhaustivas por momentos, pero este libro transmite una energía muy positiva, y un mensaje potente. Queda en cada uno saber captarlo.
hace 13 años