Tercer libro de la Colección “Episodios de una guerra interminable”, me ha parecido el más ambicioso de los tres, aunque no por ello el más logrado (creo que será difícil superar la perfección del primero, “Inés y la alegría”, del que recupera personajes, entre ellos a su protagonista, como también del segundo episodio “El lector de Julio Verne”). La primera parte se dedica a dar tantos datos, tantos detalles y tan minuciosos de los personajes que se pierde la perspectiva del conjunto, su ambición es tal por ofrecer una visión compleja de aquellos años grises, plenos de desesperación y sordidez, que resulta abrumador para el lector y le resta fluidez a la narración (lo mejor es enemigo de lo bueno). He notado inspiración, en cuanto a la estructura de la novela a modo de mosaico o patchwork en novelas que narran aquel tiempo y aquella situación, como “La voz dormida” de Dulce Chacón o “La colmena” de Camilo José Cela. Relata episodios realmente desconocidos, incluso para quienes hemos leído mucho ensayo y novelas que tienen a la guerra civil y sus consecuencias como fuente documental, como el de los niños esclavos del franquismo que deben expiar las culpas de los padres.
hace 11 años
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