LA INTERPRETADORA DE SUEÑOS

LA INTERPRETADORA DE SUEÑOS COSTA, RAFAEL R.

Portada de LA INTERPRETADORA DE SUEÑOS
Nota media 7,83 Muy bueno 6 votos 2 críticas

Resumen

¿Qué haría usted si tuviera que interpretar los sueños al Führer como única posibilidad de sobrevivir? Sarah Georginas Parker, poetisa, madre, judía, superviviente del Titanic, e interpretadora de sueños tuvo que hacerlo. Georginas se ve obligada a trasladarse desde la capital checoslovaca a Estados Unidos, con un hijo de doce años, en 1924, meses antes de que muera su amigo Franz Kafka. En su nuevo país, y ayudada por la Hermandad Hebraica, su vida dará un giro. Conocerá a Harry Houdini, Nancy Cunard y se codeará con la Alta Sociedad neoyorquina, pero el destino la lleva por otros derroteros inesperados. Una mujer singular, un arcángel, que luchó contra la realidad hostil en una de las épocas más convulsas de nuestro pasado reciente.

2 Críticas de los lectores

Una novela sobre los judíos en Praga y sobre una madre que tiene que realizar un viaje a Estados Unidos, donde se convertirá en una famosísima interpretadora de sueños. Al tratarse el tema de los judíos como casi siempre aparecen los nazis, los campos de concentración y todo lo relacionado con ellos. Esto no resulta novedoso pero sí lo es que la protagonista tenga que interpretar los sueños del mismísimo Hitler y también resulta sorprendente su relación con importantes personalidades como los escritores Kafka o Hemingway. Estos elementos la convierten en una novela diferente (a pesar de tratar temas bastante trillados) y con un final que nadie espera. Muy recomendable.

hace 8 años

Rafael R. Costa es un novelista de raza que con descripciones que rozan el lenguaje poético (no en vano el autor cultiva también este género) y diálogos bien equilibrados nos conduce en esta ocasión en “La interpretadora de sueños” por las aventuras de Georginas, una joven madre viuda que busca una solución a su vida y recuperar la herencia paterna de su hijo en el conflictivo mundo de los preludios y comienzos de la segunda guerra mundial. Los nazis están a punto de invadir Checoslovaquia. El relato arranca con la protagonista dirigiéndose a una cita en medio de una ciudad de Praga repleta de escenas casi surrealistas y simbólicas cuya descripción va introduciendo al lector en el ambiente de la narración. De golpe, casi interrumpiendo la densa exposición de cerca de quince páginas repleta de detalles, se nos revela un dato inesperado. La identidad de la persona con la que la mujer va a encontrarse. Una frase (“Ese hombre era Franz Kafka”) consigue engancharnos, por si ya no lo estábamos, definitivamente a la historia. Será un recurso que Rafael R. Costa utilizará a lo largo de toda la trama, introduciendo en ella como personajes a figuras de la cultura de la época conocidas por todos, así como los Freud, padre e hija, un joven Hemingway que inicia sus primeros pasos, un Scott Fitzgerald un tanto sinvergüenza o el famoso mago Houdini, así como siniestros personajes del nazismo, Himmler, Goebbels o el mismísimo Hitler. El periplo de Georginas, lleno de peripecias propicias y nefastas, transcurre entre Praga y Estados Unidos, lugar en el que decide convertirse en interpretadora de sueños, actividad que le reportará sustanciosas ganancias y la colocará en una situación próspera y que le permitirá conectar y alternar con lo más adinerado de la sociedad. Sucesos sorprendentes, uno tras otro, van funcionando como jalones que impulsan al lector a seguir leyendo y acrecientan su interés conforme el relato transcurre. El regreso de Georginas a una Europa entrando ya en las garras de los nazis, contra la opinión de su hijo y de sus amigos, dará comienzo a la parte más dramática de la novela, entre temporadas con la resistencia judía y otras en campos de concentración en las que seremos testigos de escenas realmente crueles y espeluznantes. El tramo último constituye, a mi modo de ver, el más intrigante y el final no es, en absoluto, el que podría esperarse; totalmente sorprendente, no lo destriparé, por supuesto, no haré spoiler, como se dice ahora. Una novela que, desarrollándose entre la magia y el drama con un correctísimo sentido del ritmo, un impecable dominio del arte narrativo, una estructura perfectamente construida y asequible, sin por ello ser monótona, un léxico rico sin caer en el barroquismo y una indudable documentación histórica, resulta excelente no sólo en la totalidad de la narración sino también en lo que se ha dado en llamar calidad textual o de párrafo. Quiero decir que, abierto el libro al azar por cualquiera de sus páginas, su lectura atraerá inmediatamente al buen lector de literatura. Obra, en fin, que anota a Rafael R. Costa como uno de los mejores novelistas onubenses, si no el mejor, y de este país.

hace 2 semanas