Empecé la lectura de “En picado” alentada por lo mucho que disfruté con “Fiebre en las gradas”, obra emblemática de Hornby. En ese sentido, las altas expectativas pueden haber jugado en contra de “En picado”, con el que he tenido sensaciones algo más encontradas. Por un lado, la prosa de Hornby – informal, desenfadada, cercana –, que ya me llamó la atención en “Fiebre en las gradas”, me ha terminado de conquistar. Habrá quien la considere vulgar en ciertos momentos, yo la aprecio bastante realista. Además, he encontrado la novela bastante divertida en ciertos pasajes, en buena parte porque Hornby logra dotar de esa comicidad a todo lo que escribe. Por otro lado, esta novela no me ha terminado de convencer del todo porque no he llegado a empatizar completamente con los personajes, un grupo de personas que se conocen en la azotea de un edificio cuando se disponían a suicidarse. A raíz de ello entablan una extraña amistad, ponen en común sus problemas, se detestan y se necesitan los unos a los otros casi por igual. Quizá eche en falta que los personajes estén algo más perfilados. En cualquier caso, la prosa de Nick Hornby tiene algo diferente. Por ello, merece la pena leerle.
hace 10 años