Esta novela cuenta los últimos setenta días de la vida de Van Gogh en el pueblo Auvers-sur-Oise, Francia, donde se instaló en una posada para ser tratado por el doctor Paul Gachet, médico homeópata, y amigo de su hermano, que se ofreció a cuidarle después de salir del sanatorio. Es una época de gran producción de pintura, ya que hizo más pinturas que días estuvo en Auvers-sur-Oise, siendo su final precipitado por el suicidio del pintor en ese pueblo. Al parecer no solo de dedicó a pintar, sino que aquí conoció al que sería su ultimo amor, la hija del doctor Gachet, Marguerite Gachet, de la cual pintaría dos cuadros a pesar de la oposición de su padre, que no veía con buenos ojos la relación pictorica de su hija con el pintor, ni con ningún hombre, y prohibió que se encontraran cuando el pintor iba a casa del doctor por la “medicina” o a pintar en su jardín. Me ha encantado acompañar en las vivencias y en los sentimientos de Van Gogh cuando pinta varios de sus famosos cuadros, y el lugar que ocupó en la vida familiar del doctor Gachet, también retratado con cara de adicto a los mejunjes que preparaba con dedaleras (que Van Goh las saca en su cuadro) El doctor Gachet, no demuestra ser una persona coherente ni en su vida personal ni profesional, es un gran tirano. En definitiva, una historia llena de arte, melancolía, amor y sufrimiento. ¡Un librazo!
hace 3 semanas