¿Y si te dijera que algunas de las obras de arte que ves en los museos no son originales? Te animo a investigarlo después de leer «El rey de bronce», la nueva novela de Javier Alandes.
El libro comienza cuando Luca Santamarta, tras vender su empresa por diez millones de euros, pone en marcha un plan que lleva urdiendo durante años: vender un legendario busto de bronce de Alejandro Magno, datado en el siglo IV a. C., al Museum of Classical Arts de Chicago.
Ese busto no existe, pero para fabricarlo, Luca reunirá a un equipo con múltiples habilidades que no solo deberá crear la pieza, sino también hacer que esta supere los más sofisticados sistemas de autenticación, para así venderla por una suma desorbitada al museo estadounidense.
Pero ese no será el único reto al que se enfrenten, ya que la escultura se convertirá en objeto de deseo para poderosos coleccionistas, sicarios internacionales e incluso la policía de varios países europeos.
«El rey de bronce» es una novela que no da un respiro… Alternando capítulos del pasado y el presente, el autor nos sumerge de lleno en el complicado y peligroso mundo de los coleccionistas y falsificadores de arte. Un mundo oscuro en el que todo vale por hacerse con piezas que mejoren la decoración de los despachos de los poderosos.
Luca es el alma de la novela. Un hombre frío como el hielo e increíblemente inteligente, capaz de diseñar un plan sin fisuras para lograr su objetivo. Pero, al avanzar la lectura, su coraza se irá resquebrajando, mostrando que tras ese cerebro portentoso hay un corazón roto que aún sigue latiendo.
Su hermano Enzo, con su descaro, y Natalia, con un genio de mil demonios, son los contrapuntos perfectos. Juntos forman un buen equipo, aunque se sacan de quicio con frecuencia. También me ha encantado volver a reencontrarme con Vero Castillo, protagonista de «Las cuatro monedas», que en esta ocasión tiene un papel secundario, pero importante.
Si «La última mirada de Goya» me pareció una maravilla, este libro me ha gustado aún más. No ha debido de ser nada fácil diseñar una trama tan enrevesada, en la que todo termina cuadrando con precisión suiza, y mantener un ritmo narrativo tan alto de principio a fin, intercalando pinceladas sobre cómo funciona el tráfico de obras de arte a nivel mundial.
Una gran historia, con una trama maquiavélica, unos personajes que se ganan tu corazón desde las primeras páginas y un montón de descubrimientos que te harán dudar de lo que ves en los museos. (Ana García, 28 de mayo de 2025)
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