Hammett ha arrancado el asesinato de su vaso veneciano y lo ha arrojado a la calle. (Raymond Chandler )
Quizá serviría como comienzo a esta reseña señalar que "calzar" la etiqueta "novela negra" no es del todo apropiado para El Paso Canadiense. Esta novela es su propio animal de una manera muy desusada y alejada en realidad del género negro.. Pero las etiquetas son muy útiles para colocar libros en alguna estantería, para poder venderlos, o como excusa para organizar coloquios,mesas redondas, etcétera...Y quizá esté bien así...
La trama se descubre después de los hechos, no antes. (Ray Bradbury).
Una sinopsis, muy resumida, de la trama podría ser la siguiente: En un valle del Pirineo Aragonés de encuentra el cadáver de una mujer. Una vez establecida la identidad de la víctima se inicia la investigación del crimen comandada por la inspectora Aldara Ulloa. Tras seguir la pista a diversos sospechosos finalmente se resolverá la autoría del asesinato.
Se ha de amar a los personajes de la obra como a una misma. (Marguerite Yourcenar).
En otros lugares, en otras reseñas he escrito sobre diversos aspectos de la novela. El manejo del tiempo, la estructuras narrativas, las analepsis, etcétera... son algunos de dichos aspectos y en este caso me ocuparé brevemente, no teman, del tratamiento de los personajes y sobre todo fijándome en dos de ellos concretamente.
La primera imagen que viene a mi cabeza relacionada con el manejo de los personajes por la escritora es la de la delicadeza distraída de aquel gatito andando por el lomo de una tapia erizada de cristales. Y así es, no obstante hay personajes con los cuales la autora se siente más próxima pero siempre hay cierto amor hasta para el más odioso de ellos.
Y a propósito del más odioso de ellos. Su arco comienza con alguien insustancial por egoísta, el cual ha dejado pasar los años sin huella apartado en el fondo de la comunidad. No obstante en el comienzo del ocaso conoce por primera vez el amor y parece que lo va a redimir; mas esa posibilidad es arrancada de cuajo y el personaje queda como aquel que terminó susurrando en una escalera vacía. Toda esta visión del personaje en gran parte está proporcionada por los otros, ya que a veces se ve mejor en el espejo de otra persona. En ese aspecto la novela funciona en muchas ocasiones como un mapa de espejos.
El mayor anhelo de otro personaje es la conversión de una astrosa, descuidada fábrica de gaseosas en un museo. La idea es quimérica. Quizá por afinidad, siempre he sentido un gran aprecio por aquellos que aún esperan en andenes abandonados trenes que nunca van a llegar. Lo puro de dicho anhelo enfrente la sórdida realidad está narrado con una pericia digna de ser destacada. Toda esta parte se lee, por lo menos en mi caso, con un rictus de simpatía y aprobación por la solvencia narrativa de la escritora.
Lo más sensato sería en este punto no abusar más de la tolerancia del lector y finalizar esta reseña. Sólo recordar que si se pide esta novela a la biblioteca más cercana, lo más probable es que la consigan sin coste alguno.
hace 3 meses
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