Mezclar a las abejas en un contexto revolucionario parece una idea rara de concebir, como si esa fórmula de escritura fuera poco compatible dado el estallido violento de principios de México en el siglo XX, pero al momento de recorrer la trama en sus páginas, va distanciándose la extrañeza de ese concepto y la pluma de Sofía Segovia lo logra desde su sensibilidad y respeto hacia la Historia.
Los fenómenos internos de la novela están perfectamente acoplados a lo que se conoce científicamente sobre la larguísima etapa de la revolución y lo más acertado es que sabiéndose la realidad de los ríos de tinta sobre esa época virulenta desde los ensayos, investigaciones y novela histórica, es concisa en su punto de partida: Simonopio, un joven que convive con las abejas y despierta la curiosidad de quienes están dentro de su vida por su habilidad de saber sobre el futuro. Aquí no hay jefes revolucionarios ni caudillos, sino personas motorizadas por sus ajustes de cuentas y temores infundados por lo que ocurre en su día a día.
Al igual que puede uno nutrirse de la miel de las abejas por sus incontables beneficios a la salud, también puede el lector con esta novela de Sofía Segovia, expandir más el conocimiento histórico y alimentarse de él. El entorno de Simonopio enriquecido de personajes inolvidables además de elementos sustanciales como la influenza española que hizo estragos en México, convierte a esta novela un ejercicio además de un ejemplo de cómo estructurarse la novelización de hechos pasados sin necesidad de recurrir a la trampa de la adulteración ficticia.
Instagram: @derramandotinta97